En esta época en la que prestamos tanta atención a
lo que nuestros pequeños necesitan, sabemos que como dijo Julián de
Ajuriaguerra, neuropsiquiatra infantil francés de origen español (1911-1993),
“un cerebro que no es acariciado, no se desarrolla bien”. Esto quiere decir que
lo primero que los bebés necesitan para desarrollarse saludablemente y los
primeros estímulos que podemos brindarles para que crezcan y logren las
adquisiciones esperables en cada etapa son las caricias, las palabras y tonos
amorosos, el sostén y las miradas de aprobación de las personas de quienes
reciben los primeros cuidados.”
La sonrisa social es el primer comportamiento social del bebé. No es lo mismo una mueca o un gesto, ya que eso sería un reflejo y no una respuesta a otra persona. ¡Aunque, qué lindo es ver cuando está durmiendo y esgrime una sonrisa! El reflejo que puede observarse en las primeras semanas del recién nacido suele llamarse sonrisa angelical. Es un reflejo involuntario que no responde a la sonrisa intencionada como respuesta a un estímulo.
Generalmente, la
primera sonrisa social suele surgir entre la tercera o la quinta semana de
vida. Al comienzo puede pasar desapercibida, o habrá que mirarlo y hablarle
mucho para que la pequeña personita responda con este regalo. Si el bebé no
sonríe después de la sexta y octava semana de vida, es información que se debe
compartir con el médico pediatra.
La sonrisa de tu hijo
es un indicador del bienestar del bebé. Junto con el desarrollo que va
adquiriendo con el correr de las semanas está su necesidad de comunicarse. Y
sus miradas, sus llantos y sus sonrisas son su manera de manifestarse. A medida
que pasa el tiempo, la sonrisa irá aparejada de los movimientos de manos y de
piernas. ¡Cómo resistirse a las sonrisas y a las carcajadas de los bebés!
La aparición de la sonrisa social es un hito muy importante,
no sólo en la vida del bebé, sino también en la relación madre-hijo. La
construcción del vínculo, en pleno posparto, es intensa y una respuesta tan
cariñosa por parte de su recién nacido plenifica, alegra y reconforta.
Las caricias, las
palabras cariñosas y los mimos son estímulos que conmueven hasta al más serio.
Con mucho diálogo, juegos y amor el bebé seguirá desarrollando sus habilidades
para comunicarse con su entorno generando un clima de amor, armonía y alegría.
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